Entrevista realizada al maestro Dokushô Villalba por José Antonio Calvo en "El periódico del emprendedor"
Hablamos con Dokusho Villalba, un portavoz de una comunidad budista, que nos explica cómo el Zen no consiste en una serie de técnicas, sino que es una actitud que no sirve para ser más productivos, pero si nos lleva a ser conscientes de la realidad y nuestras limitaciones, para conseguir lo que nos propongamos, con humildad.
¿Cómo pueden ayudar las técnicas ZEN a un emprendedor?
El Zen no es una técnica sino una actitud. ¿En qué consiste esta actitud? En sentarse sin esperar nada, sin querer emprender nada, sin querer conseguir nada, sea lo que sea. Al sentarse, elemprendedor debe olvidar cualquier emprendimiento, cualquier afán. Uno de mis maestro solía decir a los principiantes: “Os advierto que la meditación zen no sirve absolutamente para nada. Sólo cuando practiquéis una meditación zen que no sirve para nada, vuestra meditación zen dejará de no servir para nada”. Estas palabras no son una ocurrencia.
La meditación zen no es una técnica para conseguir algo, sino un estado de desprendimiento, de abandono y de olvido de sí y de las propias ambiciones. Sentarse en meditación zen es convertirse en un árbol muerto, o entrar en el propio ataúd. ¿Qué se puede emprender cuando uno está ya en el ataúd? Nada! No obstante, a partir de este estado, sin olvidar este estado, uno puede abrirse plenamente a la vida sin miedo y hacer cualquier cosa que deba ser hecha.
Sea como sea, tenemos que aceptar que el final último de todo emprendimiento no es más que polvo y cenizas. Incluso Steven Job ha terminado en cenizas. El Zen no es una técnica para producir mejor, para ser más brillante en los negocios, para ganar más … sino un puñetazo en las narices que nos hace darnos cuenta de que aunque consideremos la vida es una lucha a muerte con la muerte, la tenemos perdida de antemano. Sabiendo esto, ¿qué quieres emprender? ¿hasta dónde crees que llegarás? ¿esperas no morder nunca el polvo? No seas iluso.
La meditación zen sitúa al ser humano en la conciencia de su fragilidad y de su vulnerabilidad. Sólo desde la humildad podemos emprender algo que sea realmente beneficioso para uno mismo y para los demás. Lo demás es vanidad.
¿Qué puede hacer un emprendedor para relajarse? ¿Es posible hacerlo en el puesto de trabajo?
Lo único que puede relajar a un emprendedor es el abandono de todo emprendimiento, o mejor dicho, el abandono del “yo que quiere emprender algo”. Desde el punto de vista del Zen, la acción justa sucede siempre en ausencia de yo. Si creo que soy “yo” quien emprende algo, la vanidad me ciega. La verdadera empresa es aquella que te emprende, te prende, te coge y te lleva, como las olas al surfista. El surfista no puede fabricar una ola. Solo puede dejarse llevar por ella, por su fuerza y aprovechar su centímetro cúbico de oportunidad.
El utilitarismo es una plaga emocional que nos tiene enfermos. Vivimos en un sueño. El Zen no es algo que pueda ser utilizado para conseguir las ambiciones que fabricamos en nuestro sueño. Es un camino para despertar de toda ensoñación ilusoria. Cuando vives despierto cualquier instante y cualquier lugar son buenos para vivir y para morir.
¿En qué momento el día es recomendable realizar ejercicios relacionados con las técnicas ZEN? ¿Es mejor a primera hora del día o finalizada la jornada?
El Zen es una actitud interior que consiste en salir de la jaula y coger a manos llenas la vida que se te ofrece. Cualquier momento del día o de la noche es adecuado para sentarse en meditación zen. Sentarse y sentirse. Cuando nos aterra sentirnos y tomar conciencia de nosotros mismos, no encontramos ningún momento adecuado durante el día ni durante la noche para sentarnos y sentirnos. El amanecer y el anochecer son momentos especialmente propicios para entrar en contacto íntimo consigo mismo. Una vez establecida esta relación de intimidad con uno mismo, cualquier momento del día es una buena puerta para acceder a esta intimidad y vivir desde ella.
¿Recomendaría realizar ZEN conjuntamente con los empleados, o es mejor en solitario?
Podemos sentarnos y sentirnos junto con otros. En ese momento, ya no hay empleados ni empleadores, ni yo ni tú. Aunque te sientes en el fondo del valle más remoto, todas las existencias del cosmos te observan y están presentes en tu conciencia. Aunque te sientes en medio de una multitud, nadie podrá nadar contigo en el océano de tu soledad.