La
segunda mitad del siglo XX ha sido testigo de la llegada de las
tradiciones espirituales orientales a Occidente, entre ellas el
Budismo Zen con su practica básica, la meditación zazen.
Actualmente se cuentan por centenares los centros de meditación zen
en Estados Unidos, Canadá y Europa. También en España se observa
un crecimiento progresivo de centros zen y de personas que lo
practican. La práctica de la meditación zen está formando cada vez
mas parte de nuestras costumbres. Sin lugar a dudas, este hecho está
siendo muy positivo y tendrá una influencia cada vez mayor en
nuestra manera de ser y de percibir la realidad.
Este
artículo fue publicado hace unos doce años en la
revista ‘Cuerpomente’ por el maestro zen Dokushô Villalba, abad del Monasterio zen Luz Serena (Requena, Valencia).
El
jardín secreto
Nuestra
mente es a menudo parecida a un océano agitado en el que
continuamente se agitan las olas de su actividad incesante: emociones
contradictorias, pensamientos variados, sensaciones, expectativas,
etc. La sociedad de consumo que sufrimos dirige nuestra atención
hacia la realidad externa, en pos de la adquisición de bienes y de
información. La industria del deseo excita nuestras ansias
mostrándonos una zanahoria ilusoria magníficamente presentada por
las agencias de publicidad. De esta manera la noria de nuestros días
va girando y girando, año tras año, al mismo tiempo que la
serenidad interior y el verdadero estado de felicidad se alejan cada
vez más de nosotros.
En
contraste, nuestro mundo interno permanece en la sombra. Nuestra
mente es también como un jardín secreto abandonado en el que las
zarzas y las malas hierbas, -los pensamientos obsesivos, las
emociones perturbadoras, etc.-, crecen por doquier. Resultado de ello
es un estado mental y emocional confuso, agitado, en definitiva,
insatisfactorio. Sentimos malestar pero no sabemos lo que nos
pasa. "Lo que nos pasa es que no sabemos lo que nos
pasa. Por eso nos pasa lo que nos pasa", decía Ortega
y Gasset. Para saber lo que nos pasa no tenemos más remedio que
mirar dentro de nosotros mismos, comprendernos a nosotros mismos,
hacernos íntimos con nosotros mismos, clarificar nuestras
aspiraciones, simplificar nuestros deseos y encontrar el verdadero
propósito de nuestra existencia. Esta es la mirada interna, el gran
regalo que la meditación tiene reservado para cada uno de nosotros.
Generando
calma mental
Zazen,
la meditación zen, es una práctica espiritual muy antigua que fue
actualizada y utilizada por el Buddha Sakiamuni como vía de acceso a
un estado existencial caracterizado por una profunda serenidad y una
lucidez aguda, gracias a las cuales pudo realizar la verdadera
naturaleza de la existencia y liberarse así de las falsas
representaciones creadas por la mente ilusoria.
Veamos
en qué consiste una sesión de zazen. La agitación mental viene
dada por la dispersión (desenfoque) de la atención.
Lo primero que tenemos que hacer al comenzar una sesión de zazen es,
pues, calmar la agitación mediante la concentración (enfoque)
de la atención. Para ello, en primer lugar, enfocamos la atención
sobre la postura corporal. Creamos una base corporal
sólida doblando las piernas en loto o en medio loto, de forma que
las dos rodillas en contacto con el suelo y las nalgas en contacto
con el zafu (cojín para zazen) formen una base estable sobre la que
pueda erguirse el tronco. Estiramos bien la columna vertebral.
Relajamos los hombros. La cabeza permanece justo sobre los hombros,
sin inclinarse hacia delante, detrás, izquierda o derecha. Dejamos
caer los brazos a lo largo del cuerpo y disponemos la mano izquierda
sobre la mano derecha, ambas pegadas al bajo vientre.
Una
vez que nos hemos cerciorado de que la postura corporal es correcta y
equilibrada, enfocamos la atención sobre la respiración.
Enfocar la respiración sobre la respiración no quiere decir
"controlar" la respiración. La respiración no necesita
ser controlada. Sucede por ella misma. La inspiración sucede a la
espiración y ésta a la inspiración siguiendo un ciclo natural en
el que la voluntad de manipular sobra. Simplemente permanece atento a
la respiración como si tu atención fuera un corcho que flota sobre
las olas de la inspiración y de la espiración. Eso sí, no dejes
que tu atención sea atraída por nada que no sea la respiración. No
luches contra las distracciones. Simplemente enfócate con
determinación sobre la respiración. De esta forma, naturalmente,
automáticamente, inconscientemente, tu actividad mental se calmará.
Nadando
en las aguas cristalinas
Cuando
la superficie del agua de la mente está agitada es imposible
observar el fondo. Todo se vuelve confuso. Sin embargo, cuando la
superficie se ha calmado entonces puedes observar claramente el fondo
y sus contenidos.
Una
vez que sientas que tu mente se ha aquietado gracias a la
concentración sobre la respiración, puedes abrir el campo de la
atención gracias a la observación. Los principiantes
deben ser muy cautelosos a la hora de pasar a la observación y deben
asegurarse de que el nivel de concentración, o quietud, no sufre
mengua.
Puedes
enfocar tu atención sobre las sensaciones: corporales,
visuales, auditivas, gustativas, olfativas y tomar conciencia
(observar) de cada una de ellas. Aquí debes tener mucho cuidado.
¿Por qué? Por lo general, la mente tenderá automáticamente a
catalogar las sensaciones como agradables, desagradables y neutras.
Las sensaciones agradables generarán automáticamente una actitud
emocional de apego, las desagradables de rechazo y las neutra de
indiferencias. Cuando una ola se levanta, otras muchas la siguen
inmediatamente y de esta forma puedes encontrarte de pronto en un mar
agitado, zarandeado por las olas del apego y del rechazo.
La
observación sólo puede tener lugar desde la ecuanimidad de la
concentración. Si sientes que estás perdiendo la ecuanimidad, debes
abandonar inmediatamente la observación y volver a enfocar tu
atención sólo en la respiración, de forma que la concentración y
la quietud que la acompañan sean reforzadas. La concentración
(ecuanimidad) es el submarino mono-plaza que proporciona la
protección necesaria para explorar (observar) la riquísima fauna y
flora de nuestra conciencia, sin peligros.
Observando
el color de las lentes
Si
tu concentración es notable y durante un espacio de tiempo aceptable
has estado explorando la riqueza de la actividad sensorial de tu
mente, puedes dar un paso más y enfocar tu atención en tus actitudes
emocionales. La amplia gama de emociones que los seres humanos
somos capaces de experimentar tiene tres raíces principales: el
rechazo y toda su familia (aversión, odio, antipatía, malevolencia,
etc); el apego y toda su familia (aferramiento, simpatía,
identificación, etc.) y la indiferencia y toda su familia
(desinterés, etc.). Como se ha dicho ya, el rechazo suele acompañar
a las sensaciones y pensamientos que la mente considera
desagradables. El apego viene acompañando a las sensaciones y
pensamientos considerados agradables y la indiferencia acompaña a
las sensaciones y pensamientos considerados neutros.
Observar
las actitudes emocionales a través de las cuales percibimos la
realidad es una práctica sutil y difícil que necesita una cierta
experiencia y un poder considerable de ecuanimidad. Se trata de tomar
conciencia del color de las lentes a través de las cuales percibimos
la realidad y, en la mayoría de los casos, una mente no entrenada es
incapaz de discernir la realidad objetiva de su percepción
subjetiva. Gracias a la práctica de la observación de las actitudes
emocionales, la mente misma puede verse a sí misma con mayor
objetividad y liberarse de las lentes coloreadas o, al menos, tomar
conciencia del color (la deformación) a través del cual está
percibiendo. Esta práctica genera una mayor ecuanimidad emocional y
libera a la mente del penduleo extremo entre el apego ciego y el
rechazo visceral.
Observando
el observador
Si
tu práctica de zazen evoluciona naturalmente a lo largo del tiempo,
tarde o temprano te enfrentarás a la paradoja del observador
observado. ¿Quién es el que observa? O mejor aún, ¿desde dónde
parte la observación? Lo observado depende del punto de vista desde
el que se observa. Según el punto desde el que parte la observación,
la realidad observada será una u otra. En este nivel de zazen,
puedes tomar conciencia de los contenidos
mentales (programas, metaprogramas, sintaxis, etc.) o
presupuestos inconscientes desde los que parten tu observación de la
realidad que estás experimentando. Al tomar conciencia de ellos
puedes darte cuenta al mismo tiempo hasta qué punto te sientes
identificado (apegado) con ellos. Si, gracias a una observación
ecuánime, permites que esa identificación emocional se disuelva,
esos metaprogramas cognitivos perderán consistencia y podrás
liberarte de ellos. De esta forma, al cambiar los presupuestos de tu
observación, una nueva realidad aparecerá ante tus ojos.
Una
vez en este punto, ya no podemos decir a ciencia cierta si es el
observador el que observa la realidad o es la realidad la que observa
al observador. Como decía Alan Watts, te experimentas a ti mismo
"como una abertura a través de la cual el universo se observa a
sí mismo". En palabras de un maestro zen:
"Miro
la flor
Y
la flor se ve a si misma
a
través de mí.
La
flor me mira
Y
me veo a mis mismo
A
través de ella".
Más
allá del observador y de lo observado
Tu
conciencia (la conciencia que el mundo toma de sí mismo a través de
ti) no es tuya. Carece de propietario. Su naturaleza es su propia
luz, gracias a la cual la realidad es lo que es en cada momento. Si
has llegado hasta aquí tu mente iluminada verá que las cosas son lo
que son y las aceptarás plenamente tal y como son. Si no has llegado
hasta aquí, las cosas son lo que son aunque no lo veas ni lo
aceptes.
Luz
y sombra
Si
te has sentado en zazen buscando la luz del espíritu no te extrañes
si te encuentras de frente con tus propias sombras, con los aspectos
más recónditos de tu inconsciente que permanecen ocultos a tu
propia conciencia ordinaria. Un viejo maestro zen dijo: "La
luz existe en la oscuridad, no veas sólo oscuridad. La oscuridad
existe en la luz, no veas sólo luz. Luz y oscuridad depende la una
de la otra como el paso de la pierna izquierda depende del paso de la
pierna derecha". La toma de consciencia de tu propia
oscuridad y la aceptación de la misma son requisitos básicos para
comenzar a poner un poco de luz en la sombra. De la misma manera que
el reconocimiento de la propia ignorancia es el comienzo del camino
hacia la sabiduría, el reconocimiento de la propia sombra es el
comienzo del camino hacia la claridad. Cuida de no caer en actitudes
extremas: no creas que por haber clarificado un par de cosas ya lo
has clarificado todo, no creas que por que has encontrado zonas
oscuras, toda tu mente es oscuridad. La oscuridad existe gracias a la
luz que la percibe. Como decía el maestro Kodo Sawaki: "La
oscuridad de la sombra del pino depende de la claridad de la luna".
La
guía y el guía
Esta
guía para la meditación zen es como un pequeño mapa introductorio.
No pienses que con él podrás iniciarte a la práctica de la
meditación zen. Las instrucciones directas de un maestro zen son
imprescindibles. La meditación zen es mucho más que una técnica de
meditación y ni siquiera un grueso manual puede suplir la enseñanza
directa de un maestro zen, de persona a persona, de corazón a
corazón. El secreto de zazen no está tanto en la técnica como en
la actitud (ética) con la que se practica.
Dokushô
Villalba
Maestro
de meditación Zen, fundador y director espiritual de la Comunidad
Budista Soto Zen española y del Monasterio Zen Luz Serena (Valencia,
España), creador de la metodología Mindfulness Basado en la
Tradicion Budista (MBTB).
Fotografías
del autor.
Cuatro
actitudes básicas.
A
la hora de abordar una sesión de zazen es importante cultivar cuatro
actitudes básicas:
1. Actitud
corporal. La
posición corporal debe combinar dos aspectos: estabilidad y vigilia.
La postura de zazen en loto o en semiloto es la que obtiene el mejor
resultado de la relación estabilidad-vigilia. En cualquier caso, es
fundamental que la postura te permita permanecer inmóvil y atento el
mayor tiempo posible. A esto se le llama estabilidad.
2. Actitud
emocional.
No te apeges ni rechaces emocionalmente ningún contenido de los que
aparecen en tu campo de conciencia. Acepta cada sensación, emoción
o pensamiento tal y como es, sin elegir ni rechazar. Si aparece en ti
el apego o el rechazo, toma conciencia de que el apego o el rechazo
ha surgido en ti y déjalos estar sin darles importancia. A esto se
le llama ecuanimidad.
3. Actitud
mental. No
tomes partido ni por ni contra nada, sea lo que sea. No juzgues tus
propios sentimientos, sensaciones o pensamientos. No digas: "Esto
está bien, esto está mal". Si aparecen juicios y valoraciones
en tu mente, toma conciencia de los juicios y valoraciones que han
surgido y déjalos estar sin darles importancia. A esto se le
llama objetividad.
4. Actitud
espiritual.
No huyas ni persigas nada, sea lo que sea. No quieras alcanzar nada
ni liberarte de nada, sea lo que sea. Simplemente quédate ahí,
observando, aceptando que cada cosa es lo que es en este momento. A
esto se le llamaapertura
interior.
Efectos
de la meditación zen.
No
emprendas la práctica de zazen buscando resultados inmediatos. La
meditación no es una máquina expendedora de refrescos. Enfócate en
el presente y olvida el pasado y el futuro. Si continuas practicando
cada día con perseverancia, sus efectos irán apareciendo sutil y
paulatinamente. Entre ellos cabe destacar:
Despertar. Las
conciencias sensoriales se agudizan. El nivel de atención aumenta.
La conciencia de los actos, palabras, pensamientos y sentimientos se
vuelve clara. Esto hace que la mente en general pueda permanecer en
un estado de despertar óptimo.
Integración. Se
reduce la tensión generada por las contradicciones. Las parejas de
opuestos (cuerpo-mente, yo-otros, bien-mal, amor-odio) comienzan a
trabajar en sincronicidad armónica.
Integridad. La
armonización de las contradicciones y el estado de despertar te
ayudarán a sentirte íntegro y total en tus acciones, palabras y
pensamientos. Eres lo que eres y en cada momento estás haciendo lo
que estás haciendo, plenamente, con la totalidad de ti mismo.
Centramiento. La
integridad contigo mismo y en ti mismo te permitirá permanecer en
todo momento centrado en tu propio eje, tanto física como emocional
y mentalmente. Aunque todo se mueva dentro de ti y/o a tu
alrededor, sabrás encontrar el centro inmóvil y morar en
él con calma.
Apertura. La
firmeza interior generada por el profundo centramiento al que induce
zazen te permitirá abrirte al mundo sin miedo y, al entrar en
contacto con él, podrás tomar conciencia del dolor y del
sufrimiento de los demás seres vivientes, así como de la gran
oportunidad que es la vida humana.
Libros
de interés
Taisen
Deshimaru
"La
práctica del Zen" (De. Kairós)
Philip
Kapleau
"El
Despertar del Zen en Occidente" (Ed. Kairós).
Sekida,
Katsuki
"Zazen"
(Ed. Kairós)
Dokushô
Villalba
¿Qué
es el Zen? (Ed. Miraguano)
Dokushô
Villalba
"Fluyendo
en el presente eterno" (Ed. Miraguano)
Contacto:
Dokushô Villalba
Comunidad Budista Soto Zen
Monasterio Zen Luz Serena
46356 Casas del Río
Valencia
Telf. 96.230.10.55
www.sotozen.es
info@sotozen.es
Extraído de http://dokushovillalba.blogspot.com.es/2015/08/el-oceano-interior-guia-facil-para-la.html