Empar Roch - Monja novicia en el Monasterio zen Luz Serena - Requena (Valencia) |
Empar Roch
monja novicia CBSZ
Monasterio zen Luz Serena
Según el budismo las cuatro nobles verdades que condicionan nuestra vida son:
- Toda existencia es sufrimiento.
- El origen del sufrimiento es el anhelo.
- El sufrimiento puede extinguirse, extinguiendo su causa.
- Para extinguir la causa del sufrimiento, debemos seguir el Noble camino óctuple.
Lo cierto es que nacemos con sufrimiento y vivimos condicionados por el sufrimiento que nos produce la enfermedad, la vejez, la muerte… Durante estas últimas semanas he ido experimentando como el dolor del pasado se hacía presente en el día a día, cobraba fuerza e identidad propia en la medida en que me permitía vivirlo. Según iba sumergiéndome, profundizando en las diferentes capas del dolor, iba tomando conciencia de cómo las emociones dolorosas de la infancia, que no supe gestionar en su día, habían viajado conmigo desde siempre, condicionando la manera de estar y de relacionarme con el entorno y con los demás.
Es como si hubiera dos realidades en una sola. Por una parte está lo que va ocurriendo en la superficie de la vida cotidiana, desde que uno se despierta hasta que de nuevo se sumerge en el sueño y por otra parte lo que ocurre en el inconsciente propio unido al inconsciente colectivo, que la mayoría de veces no sabemos interpretar y que nos lleva como hojas movidas por el viento, alejándonos de nuestro verdadero centro, si no estamos atentos a ello.
“Nacemos con sufrimiento y vivimos condicionados por el sufrimiento que nos produce la enfermedad”
El entrenamiento de la mente para descodificar el dolor a través de zazen (la meditación sedente) es el camino que me lleva a transcender los pensamientos, las proyecciones y emociones que generan sufrimiento. Pero sobre todo me lleva a sentir la certeza de que lo único que importa ocurre en el silencio y desde el silencio. Solo podemos ser libres desde el silencio cuando aquietamos el barullo de la mente y nos permitimos sentirnos como seres infinitos.
Y es en este entrenamiento diario de la mente, cuando voy tomando conciencia de las historias tóxicas que va tejiendo el pensamiento. De cómo un simple gesto del otro puede ser interpretado de manera dolorosa, de cómo ese dolor te atrapa y te aleja de la felicidad de ser feliz con el otro, de cómo algo insignificante puede alejarte de ti mismo y llevarte a estados de aflicción y tristeza. Todo lo que está afuera no es más que el reflejo de lo que está adentro y cuando más me identifico con el espejo que los demás me devuelven, más me alejo de mi propio centro.
Siento que la clave está en romper los límites que limitan nuestra estructura de carácter, para comprender las emociones que surgen de la oscuridad y transcenderlas en amor y compasión hacia uno mismo y hacia los demás. Sentir que todo es humo, que el dolor de las emociones no son más que humo, que las películas que construye nuestra mente son tan solo humo. La mayoría de las veces sufrimos gratuitamente a causa de los pensamientos que se agigantan en nuestra mente oscilando entre la dualidad del apego y el rechazo. La capacidad de sostener el dolor del pasado que surge en el presente y poder transcenderlo es de vital importancia para vivir feliz en el presente.
“Siento que la clave está en romper los límites que limitan nuestra estructura de carácter, para comprender las emociones que surgen de la oscuridad y transcenderlas en amor y compasión hacia uno mismo y hacia los demás.”
Sólo desde la oscuridad sale la fuerza de la transformación interior, sólo iluminando las zonas sombrías de nuestras emociones inconscientes podemos romper los límites de las trampas que generan los pensamientos, y experimentar la libertad de ser libres como seres infinitos, en conexión con la inteligencia universal que habita en todos nosotros. Y es en conexión con esa inteligencia universal cuando experimento la grandeza del universo, la conciencia de ser uno con el Todo.
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