jueves, 10 de marzo de 2016

Mi responsabilidad

 
Hay ocasiones en las que haber padecido dolor nos hace sensibilizarnos con el dolor de los otros, y encontrar ahora la manera de poder ayudarlos, aprendiendo a darles lo que nos gustaría haber recibido a nosotros, e infundir valor a esas personas que están pasando por las enfermedades que nosotros ya conocemos y hemos experimentado como propias. Además nos hace comprender que todo nuestro sufrimiento tenía un sentido si aprendemos a transformar nuestro dolor en un trabajo creativo o de ayuda  a los demás. Cuando comprendemos el propio dolor, nos resultará más fácil comprender el dolor ajeno, aprenderemos a empatizar con su dolor, desarrollamos una compasión que nos induce a ayudar a los demás. Así la enfermedad puede ser vista como una evolución como un gran adelanto espiritual, como una curación que no sólo atañe al organismo sino también a nuestro espíritu.
 

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