UNA MELODÍA COLECTIVA GENERADA POR LA ACCIÓN SINCRONIZADA DE NUESTRAS MENTES EMERGE EN LA DATA RECOPILADA POR EL GLOBAL CONSCIOUSNESS PROJECT, UN ESFUERZO DE DIFERENTES CIENTÍFICOS QUE HACE CUESTIONAR EL PARADIGMA CIENTÍFICO ACTUAL
Después
de 16 años analizando minuciosamente
480 eventos globales, el Global
Consciousness Project ha
concluido que existe un efecto mental que puede medirse, el cual
emerge consistentemente en eventos que congregan, emocionan o
consternan a las masas bajo un mismo campo de significado o
experiencia. Originalmente un proyecto único en su campo de la
Universidad de Princeton, el
GCP emitió un comunicado en
el que resume su trabajo y señala que “nuestras mentes
individuales, aunque únicas y diferentes, pueden también unirse a
otras en una especie de sinfonía mental que por momentos se vuelve
audible contra una predominante estática en el fondo”.
El GCP, dirigido
por el Dr. Roger Nelson, emplea numerosos aparatos a lo largo del
orbe, que realizan mediciones de “tunelaje cuántico” en búsqueda
de señales de coherencia entre lo que debería de ser un ruido
aleatorio. En otras palabras, el Global Consciousness Project mide la
sincronicidad colectiva de manera cuantificada, “correlaciones
significativas en datos aleatorios” (recordemos que para Carl Jung,
la sincronicidad era una “coincidencia significativa”). Aplicando
una especie de electroencefalograma planetario (o “electrogaiagrama”)
en momentos cruciales de concentración de energía psíquica
colectiva se cree haber observado un emergente campo de conciencia
unificada, o la llamada noósfera que fervientemente pronosticara
Pierre Teilhard de Chardin.
Durante
las mediciones de evento, el GCP mide fluctuaciones de información
(200 bits) cada segundo en 118 aparatos (REGs, Random
Event Generators)
repartidos por todo el mundo. Esto es equivalente a que cada segundo,
en cada una de estas cajas negras o REGs repartidas por todo el
mundo, se lanzan 200 volados (una simulación electrónica de lanzar
monedas al aire traducidas en datos binarios, bits). Según la ley de
la probabilidad, de 200 volados, 100 deberían de caer cara y 100
cruz (o, lo que es lo mismo: 100 0s y 100 1s). Sin embargo se han
encontrado patrones significativos en los resultados, correlacionados
con eventos de importancia global, lo cual sugiere que en ciertos
momentos la conciencia global del planeta interfiere en los
resultados, focalizándose y creando mayor coherencia. Durante
momentos de crisis, pánico o celebración es como si la conciencia y
la atención del planeta se inscribieran sobre un lienzo y empezaran
a dibujar signos coherentes.
Después de 16
años y 480 eventos medidos, los patrones de coherencia que han sido
cuantificados consistentemente tienen una probabilidad de haber
ocurrido de 1 en 1 billón, lo cual hace estas mediciones
estadísticamente significativas y merecedoras de la consideración
científica como una hipótesis que ha sido comprobada. Lo que hace
especialmente importante al GCP es que su método es científicamente
sólido, al igual que sus credenciales académicas y, bien visto su
trabajo, debe de hacernos reconsiderar el paradigma científico
actual en el que se presta poca atención a la investigación psi o
noética.
“Realmente
la conciencia afecta al mundo, correlaciones inesperadas se muestran
en nuestras redes de aparatos aleatorios. Algo sucede, y la
conclusión más probable es que en un nivel profundo oculto hay una
interconexión de conciencias entre personas a lo largo del planeta”
señala Roger Nelson. “Los seres humanos simplemente no son islas
separadas de conciencia”. Una vez identificado el efecto, el poder
de afectar la realidad con la mente colectiva focalizada, queda
preguntarnos: ¿qué vamos a hacer con ello?