lunes, 9 de mayo de 2016

‘Mindfulness’ o ‘McMeditación’: ¿para qué sirve todo esto y realmente lo necesitas en tu vida?

A pesar de su éxito, o precisamente por él, hay todavía confusión en torno al alcance y significado de la atención plena. Respondemos cinco preguntas frecuentes.



El mindfulness o atención plena vende toneladas de libros, aplicaciones para móviles, cursos y artículos. La revista Time le dedicó una portada. En el parlamento británico se presentó hace unos meses un informe, Mindful Nation, que recomienda implementar esta práctica en varios ámbitos de la política pública. Pero su irrupción en tantos frentes, no sólo de la salud o la educación sino también de los negocios, con Wall Street a la cabeza, es una preocupación para quienes ven cómo se esfuman sus raíces y el contexto budista en el que se apoya.
“Cuando empecé esto era una actividad como del sótano, que hacían unos chiflados. Es muy bonito pensar que puede llegar a grandes capas de la sociedad”, señala Andrés Martín Asuero, pionero de los cursos de MBSR en España (o reducción del estrés basado en mindfulness, el curso que la Universidad de Massachusetts, en Estados Unidos, comenzó a exportar hace 30 años). “Nosotros damos cursos a 1.200 personas al año y, a través de nuestra red de instructores, a más de 6.000. Creo que empezamos a generar un impacto,” sostiene Martín, que publicó recientemente su tercer libro dedicado al tema, titulado Plenamente.
¿Alcanzará España a Gran Bretaña? ¿Veremos al presidente del Gobierno meditando? “Una cosa son los políticos que hemos tenido hasta ahora y otra los que están empezando a surgir, un reflejo de una sociedad que está cambiando. En España empezaremos a ver gente famosa, influyente, que ‘sale del armario’. No me sorprendería que en 5 o 10 años estuviera en agenda política”, apunta Martín.
Martín habla de mindfulness como un “budismo para no budistas”, pero Francisco Dokushô Villalba, fundador de la comunidad budista soto Zen en España, se refiere a mindfulness descafeinado o lo que ya se conoce como McMindfulness, en referencia a la cadena de comida rápida. “Se puede hacer un curso de reducción de estrés para que la plantilla produzca más, pero no hay una reflexión sobre el producto que está haciendo esta empresa. El movimiento mindfulness carece de una reflexión global, y la crítica social y del modo de vida que sí se encuentra en el núcleo de la tradición budista”, señala.  Martín cree que cuando una persona está en un percentil de malestar psicológico del 76 por ciento (el porcentaje medio en el que se sitúan los participantes en sus cursos MBSR de ocho semanas) no quiere hablar de iluminación. “Entrar en esa dimensión espiritual no es posible con ese grado de malestar”.
A pesar de su éxito, o precisamente por él, hay todavía confusión en torno al alcance y significado de la atención plena. Respondemos cinco preguntas frecuentes:
¿Necesita poner mindfulness en su vida?
Para enmarcar qué es el mindfulness, una habilidad eminentemente práctica y sobre la que resulta difícil teorizar, Martín suele usar preguntas como estas:
1.    Cuando su atención se distrae, ¿con qué rapidez se da cuenta y puede redirigirla de nuevo a lo que está haciendo? ¿Se da cuenta enseguida de las distracciones o es al cabo de un buen rato?
2.    En un día normal, ¿cuál es su capacidad de organizarse para trabajar o realizar las tareas cotidianas de acuerdo con sus prioridades? Al acabar la jornada, ¿se siente satisfecho de lo que ha realizado?
3.    En su trabajo o actividades cotidianas, ¿hasta qué punto mantiene su completa atención en una conversación?
Que las respuestas sean negativas es lo normal: solo pasamos unos once minutos de media concentrados en una actividad antes de que algo nos interrumpa, señala este experto. Así que el mindfulness, la capacidad de traer de vuelta de forma voluntaria la atención errante, tiene el terreno abonado en Occidente.
¿Es autoayuda?  
En opinión de Javier García Campayo, profesor de psiquiatría y director del Master de Mindfulness de la Universidad de Zaragoza, el primero de estas características en España, el concepto de autoayuda está muy desprestigiado, “como una especie de comecocos poco eficaz”. Mindfulness, sin embargo, “es una psicoterapia de reconocida eficacia para aumentar el bienestar psicológico de la población normal. Puede usarse como autoayuda en el sentido de que uno puede practicarlo solo y ya encuentra beneficios, pero se recomienda la práctica también en grupo”.
“Me gusta más autoconciencia”, señala por su parte Martín. “En la medida en que una persona es más consciente de lo que hace, cómo lo hace y cuál es el impacto que tienen sus acciones en los demás, evolucionará hacia cosas que tengan más sentido, belleza y bienestar”. Villalba, el maestro zen, va más allá: “La atención plena no es una técnica de bienestar sino de despertar; es una técnica mucho más profunda y amplia que el simple hecho de estar bien”.
¿Mindfulness es lo mismo que meditación?
“La gente está empezando a identificar meditación con mindfulness y ahí es donde hemos querido intervenir”, señala Villalba. Su centro forma parte de una red internacional de linajes budistas que está poniendo en marcha sistemas de mindfulness basados en la tradición budista. “La atención plena trabaja junto con otros factores coadyuvantes como la intención correcta, la palabra correcta o el modo de vida correcto”, señala Villalba. “Porque atención plena no es lo mismo que meditación; la atención plena es una cualidad de la meditación, pero el estado meditativo es más complejo que el simple desarrollo de la atención plena. Desde la tradición budista la atención plena trabaja dentro de un sistema que se ha perdido en el MBSR y en el movimiento mindfulness en general, y eso lo que queremos aportar”.
¿Cómo distinguir a un buen profesor?
“Cuando una actividad se pone de moda, como ocurre con mindfulness, aparecen personas que al rebufo del éxito quieren obtener beneficio. Es importante comprobar la formación de quien lo imparte”, apunta García Campayo, que apuesta por la formación universitaria como una garantía de calidad.  Martín, director de Esmindfulness, cree que el universitario no es el contexto óptimo, ya que es importante que se cree un vínculo entre alumno e instructor, algo que no es fácil conseguir con profesores que van y vienen. Por otra parte, lejos de ser una transmisión de conocimientos, apunta, el instructor ha de predicar con su ejemplo; ha de ser capaz de aplicarlo en su vida. “Se trata de generar un contexto de aprendizaje en el cual se anime a la persona a indagar y contemplar lo que pasa sin reaccionar a ello. Esto requiere unas habilidades que son más de tipo coach que de profesor universitario”.
Villalba piensa que hay arribistas que están tratando de hacer carrera profesional a través del mindfulness. “Todo aquel que haga un trabajo debe ser remunerado. Pero buscar un enriquecimiento rápido, poner precios abusivos a los cursos, nos hace ver que son los que siempre quieren montarse en la cresta de la ola y beneficiarse de ello ahora que se está convirtiendo en una especie de esnobismo o creciendo en prestigio”, señala el maestro Zen. La formación de mindfulness basado en la tradición budista (que usa el acrónimo MBTB) se basa en aportaciones voluntarias y en un sistema de intercambio. “No hay que olvidarse de que este es un beneficio real para los seres humanos y por eso proponemos un movimiento de voluntariado. Uno aprende, se forma para sí mismo y para compartir con los demás dentro de una política de generosidad y  solidaridad compartida”.
 ¿Es la meditación para todo el mundo?
“Ni la meditación, ni el mindfulness ni ninguna técnica psicológica o tratamiento son para todo el mundo. Hay personas que rechazan mindfulness porque les parece aburrido o les produce mayor ansiedad. Para otras personas no es necesario porque ya poseen niveles altos de mindfulness de forma natural. Pero para la mayor parte de la población, es eficaz tanto para curar enfermedades como para obtener mayor bienestar psicológico”, resume el profesor García Campayo, que también es autor de varios libros sobre el tema.
Martín señala que a las personas deprimidas les ayudará más hacer deporte, incrementar la vida social o, en suma, hacer uso de remedios más convencionales, porque en general tienen poca fuerza de voluntad y cuando están en silencio la tendencia a rumiar es alta. En los cursos MBSR son muy cuidadosos con las personas con esquizofrenia y otras enfermedades mentales, mientras que las personas con adicciones tienen que haber pasado una temporada “limpios”. Para hacer un curso MBSR de ocho semanas, los interesados han de asistir obligatoriamente a una sesión orientativa abierta y gratuita. “Dejamos claro que esto no es una terapia. El resultado depende de cada uno”, aclara Martín.
“La meditación, sea del tipo que sea, no es una panacea universal para todo el mundo ni se puede prescribir a todo tipo de personas”, opina Villalba. “Comprendo el rechazo que pueden sentir algunos, porque el impulso que lleva a la meditación ha de surgir del interior, no de una obligación social porque está de moda”.