lunes, 14 de julio de 2014

Entrevista en De Humano

Una entrevista de Ana Quintana
ENTREVISTA EN http://dehumano.com/agustin-vazquez/


De cuando alguien te dice que el sentido de su vida es el acto consciente de darse...

En gassho amigo, honrando al ser humano que hay en ti, porque en él se encuentra todo el universo. Honrando el espacio que ocupas y la humildad del amor que entregas. Honrando al momento presente donde me ocurre la vida.

Se que cuando uno se reverencia ante alguien, en ese momento le está dando la espalda a otro ser humano, pero cuando lean la entrevista, creo que quedará absolutamente justificado.

Gracias a Dokushô Villalba por ser las alas para este aprendizaje.


Ana Quintana

El sentido de la vida es el acto consciente de dar-se


El amor conserva la belleza  y aún siendo perecedera, reside en los ojos del que la mira. ¿Usted dónde la encuentra?
En la vida diaria. Cuando la vida te da un toque de atención y te encuentras en una cama de hospital con un pie más allá que aquí,  rodeado de médicos y enfermeras diciendo “¡que se nos va!”, comprendes que la verdadera belleza es vivir el día a día y encontrar en cada cosa que haces la belleza que te regala la vida. Pienso que el amor conserva la belleza y ésta está impregnada de amor, y si no, observa en cada cosa que haces como estos dos elementos se manifiestan constantemente. La fusión de la belleza manifestada con la belleza observada es un acto pleno de amor.

Para mi hay gente que es tan inteligente que aprende de los demás. ¿Cuál ha sido la mejor lección que la vida le ha dado?
¡Son tantas!, pero la que me viene en primer lugar es mi enfermedad. Doy gracias a la vida por haber puesto en mi camino un corazón enfermo. Llevo treinta años con un corazón débil y me ha dado las mayores satisfacciones personales. Sobre todo el hacerme amigo de una enfermedad que hace años me hubiera llevado a la tumba, pero la vida me llevó a la meditación zen, en ella descubrí cuál era el verdadero sentido de mi enfermedad. Me hice amigo de ella y ahora ¡somos íntimos amigos!

“La fusión de la belleza manifestada con la belleza observada es un acto pleno de amor”


“La muerte es algo que no debemos temer porque, mientras somos, la muerte no es y cuando la muerte es, nosotros no somos” (Antonio Machado) Si le preguntara… ¿cuál cree que es el sentido de la vida?
Es el acto consciente de dar-se. En este acto el ego no tiene cabida, porque no tiene nada que hacer. Uno “se olvida” de sí mismo y ese momento forma parte de un todo. No da uno, sino es el universo el que se da a sí mismo: es el universo el que se da a través de ti. ¡Cuántas veces oímos en nuestro entorno que uno recibe más de lo que da!, sencilla y llanamente porque cuando te olvidas de ti, para dar todo lo que tienes, la realidad es mucho mayor de lo que tu percibes. Cuando nos “olvidamos” de nosotros mismos sentimos la mayor de las satisfacciones que un ser humano puede ansiar. En el zen se enseña a no perseguir un objetivo. La acción que estás realizando en cada momento, con atención plena, es la mayor satisfacción que puedes vivir sin tener en cuenta el objetivo ya que este es un producto de la mente.

Nos seguimos dañando por el color de la piel, la bandera o religión ¿por qué cree que los seres humanos no logramos ponernos de acuerdo?
Porque nos consideramos superiores al otro. No tenemos la suficiente humildad para reconocer que la persona que tienes enfrente tiene algo que enseñarte. Simplemente tienes que observar las conversaciones que tenemos en nuestro entorno habitual. No dejamos que el otro se exprese con naturalidad y con entera libertad. Según lo que nos está diciendo en algunos casos no le dejamos exponer su opinión, y en otros ya le estamos amenazando con nuestros gestos, con nuestra postura corporal, y eso en el mejor de los casos que le dejemos hablar pausada y tranquilamente. Estamos en una sociedad que lo que enseña es la supremacía del uno contra el otro: la competitividad. Mientras estos valores no se cambien por la solidaridad plena nos seguiremos dañando por el color de la piel, la bandera, la religión, etc. Cuando dejemos de pensar que somos el centro del mundo las cosas nos irán mucho mejor.

“Doy gracias a la vida por haber puesto en mi camino un corazón enfermo”


Creo firmemente que la felicidad es una decisión y sobre todo una actitud ¿de qué depende la suya?
De aceptar las cosas tal cual son. No me refiero al conformismo, sino a que no aceptamos que las cosas cambian. En el budismo se dice que uno de los sellos de la realidad es la impermanencia: todo cambia, y no hay nada que dure eternamente. Vivimos como si todo durara eternamente, como si no nos fuéramos a morir nunca. Queremos que las cosas nos duren eternamente, no aceptamos los cambios, ni siquiera nos paramos a pensar por qué tal situación cambia, o que enseñanza me está dando la vida en este proceso de cambio que estoy viviendo en una situación concreta. Simplemente nos incomoda porque nos hace pensar y cambiar de forma de vida. Y esto no lo podemos aceptar.
  
La vida, para mí, no es un problema a resolver sino un misterio a descubrir ¿y a usted qué le motiva?
La meditación zen. Me ayuda a hacerme íntimo conmigo mismo. Gracias a mi maestro Dokushô Villalba que me ha enseñado esta forma de vida y de autoconocimiento es lo que mueve mi vida. Comprender quien soy, hacerme íntimo conmigo mismo es la base para comprender a los demás. Como él nos dice en sus enseñanzas “la meditación zen (zazen) es “sentarse y sentirse”, es un proceso mediante el cual la materia se transforma en energía y la energía en luz: la luz de la conciencia”.

“Cuando nos “olvidamos” de nosotros mismos sentimos la mayor de las satisfacciones que un ser humano puede ansiar”


¿Para que todo vaya mejor es necesario saber lo que uno quiere?
Es fundamental. Saber en dónde estás y a donde quieres ir. Añadiría que tenemos que estar abiertos a las enseñanzas que la vida te va mostrando.

Hábleme del silencio…
Tenemos tanto miedo al silencio que buscamos fuera lo que tenemos dentro de nosotros. Cuando nos encontramos solos con nosotros mismos huimos de nosotros y necesitamos un ruido para no conectar con nuestro ser interior: ponemos la radio, la televisión, oímos música, etc. El silencio es una herramienta que todos tenemos para poder conectar con nuestra propia naturaleza. Ortega y Gasset decía “lo que nos pasa es que no sabemos lo que nos pasa, por eso nos pasa lo que nos pasa”. El silencio nos ayuda a conocernos a nosotros mismos y a liberarnos de nuestros miedos y de nuestro propio sufrimiento. Tocas en lo más profundo de tu corazón y si somos sinceros con nosotros mismos tenemos mucho andado para ser felices que es en realidad lo que todos buscamos.


1 comentario:

Unknown dijo...

Interesante artículo... Algunas de las claves que comentas quedan reflejadas en el último libro del gran Dalai Lama

Un saludo!